jueves, 7 de junio de 2007

De refritos


Fidel Meraz. (Publicado originalmente 06.07.2005)

Se les llama así. Por no ser frescos sino por estar fritos una vez y vueltos a freír unas... ¿mil veces? Vieja costumbre merazlava es esta de conservar el relato de un hecho pasado y volverlo a contar muchas veces. Sobre todo aquellos que son graciosos, que hacen pasar un buen rato, que delatan o retratan defectos y virtudes de la gente, conocida y no o que recuerdan por asociación alguna anécdota que de esta manera pasa a una pasajera inmortalidad, si se me permite la paradoja.
Dicha costumbre, no por ser merazlava deja de ser costumbre de otras personas, pero en Merazlavia adquiere un papel protagónico en muchas conversaciones, en ocasiones ad náuseam. Unos podrían llamarle historias, leyendas, anécdotas, pero se relatan casi siempre con la intención de pasar de persona a persona la experiencia de aquel pasado momento. Recordarlo, reír de nuevo. Resulta curioso que tales momentos recordados llegan a ser prescindibles, es decir que uno no requiere de haberlos visto o vivido para contarlos. Se entra en el terreno del mito y de la deformación de la realidad pasada, pero... ¿qué realidad pasada no sufre de fenómenos parecidos?
Los refritos van acomodándose al gusto de las generaciones. En especial hoy recuerdo uno que debe de llegar de alguna época en que las fiestas nocturnas eran quizás ambientadas por música en vivo y que tal vez era tocada por la misma gente que asistía. Así pues cuando yo iba en preparatoria, (aunque aun había de ese tipo de fiestas, sobre todo en el ambiente artístico en que me movía) ya no era común el apelativo de "tocada" para las reuniones nocturnas. Sin embargo cuando mi padre me veía salir a algún evento, fiesta o reunión inquiría con voz picaresca: ¡qué! ¿tienes tocada?
Este refrito se conservó aun cuando se usa actualmente con menor frecuencia al haberse desplazado por este otro de "yohuállica" procedencia que en otra ocasión contaré y que está constituido por el concepto de "andar en la guitarra" o también en su forma original de "andar tocando la guitarrita". La frase se utiliza para denotar la cualidad festiva de alguna reunión, no necesariamente preparada con demasiada antelación y en la que muy rara vez se halla presente el aludido instrumento. Enfatiza la cualidad de la reunión de estar con amigos, comer y beber y concederle a cualquier pretexto la importancia mínima para organizar a su alrededor un festejo.
Merazlavia la Chica se caracteriza, casi desde antes de su fundación por el organizar, o participar, constantemente "guitarras", constituyendo casi una identidad nacional el poder ofrecer música al alicaído, oído al que quiere ser escuchado, comida al hambriento, vino al sediento, siempre tratando de honrar el valor de la amistad.
Así pues désenos hoy nuestra guitarra de cada día.

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