jueves, 7 de junio de 2007

Tempus fugit

Fidel Meraz. (Publicado originalmente 22.02.2006)

Entre las características del mundo del futuro podemos adivinar ya algunas desde estos momentos. Aparte de síntomas notables como globalización, discriminación sexual, cultural o social, cambio climático, terrorismo fanático, se espera habremos de encontrar los seres humanos posturas que traigan soluciones de convivencia como son el retar creativamente los imperialismos, la maduración de las posturas feministas y de la tolerancia, la sensibilidad ecológica o la apertura a la convivencia con otras culturas. Uno, que no el único, de los obstáculos para lograr ese avance parece ser el tiempo.
Nunca parece ser suficiente el tiempo (como por ejemplo para educar a la población a ser abierta y conciente) y por lo mismo su aceleración es cada vez mas apabullante, menos bajo un posible control. Los apocalípticos lo desperdician lamentándose del estado de cosas mirando atrás en busca de soluciones para el mañana y los integrados se acomodan fácilmente a él tragando todo sin crítica alguna. Entre estos dos extremos navegan también los que no hacen nada, los indecisos, los ignorantes, los no representados, los fanáticos, los por desgracia muchos pobres.
La Europa por la que hoy nos paseamos parece querer encontrar un equilibrio, pero no sin costo. Inmigración, diversidad, secularismo, mercantilismo, son costos que se pagan cambiando, no sin el dolor del que crece. Convertida en un museo territorio de miles de kilómetros cuadrados ofrece al que la visite los contrastes entre una historia antigua que en parte es origen de la cultura occidental (esas maravillas artísticas logros de otros tiempos y de sociedades muy diferentes) y la mercantilización de la misma que no siempre permite apreciar sus valores a través del video y la foto del turista, esos objetos preciosos que se llevan de regreso para decir “estuve ahí”. La gente en general nos hemos conformado con bien poco.
La espiral de nuestro tiempo se sigue acelerando y uno quisiera pensar, sueña uno a veces, que la semillas de las soluciones se encuentran en nuestra cultura, en nuestros valores, en nuestra manera de ver el mundo, pero ¿y si no? ¿Y si necesariamente tenemos que transformarnos, ceder un poco, para encontrar el equilibrio? Si justamente ahí, en la adaptación están las soluciones ¿irá a darnos tiempo de aplicarlas? Mientras que pensamos las respuestas el tiempo escapará.

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